jueves, 16 de abril de 2015

La ventana

Hay algunos lugares que tienen la magia de teletransportarte hacia el pasado. El sol de la tarde escurriéndose por las rendijas de varias ventanas lo logra conmigo. La persiana que rayaba con el sol la cortina del cuarto cuando era pequeña, las sombras de la siesta obligada en el cuarto compartido por los hermanos. El reflejo en el piso de un sueño que se alcanzó en el momento justo. El reflejo de una tarde que se muere en un lugar perdido del mapa de un país olvidado porque se cree el mejor del continente. Esos reflejos me traen y retraen recuerdos, reflejos de un pasado. ¿Mejor? ¿Peor? no lo sé. Sin embargo le rehuyo a esos reflejos para encontrar un haz de luz que me acerque al futuro. Quizás no lo encuentre en la belleza de la tarde que se muere, en ese día que al acabare viste de cobre las calles de este pueblo que tiene pequeñas las calles pero muy grande el alma. Quizás el haz de luz aparezca de noche, en el gesto de cada uno de los alumnos que me saluda al pasar cerca del vidrio y encontrarme. Quizás esté en el amigo al que molesto e incomodo pero se queda. Quizás este donde estoy yo.... aunque yo quiera irme.

Maloserá, gente. Maloserá!  

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