La infancia de uno siempre está plagado de claroscuros y son pocos los que logran separar la paja del trigo y sobrevivir con sus valores intactos. Amo a mi familia. Eso jamás lo pondré en duda. Lamentablemente, la variable que está en discusión no es necesariamente la del amor.
Durante mucho tiempo creí que sólo tenía malos recuerdos de mi infancia, pensé que sólo quedaban en mi memoria las humillaciones, los gritos, los desplantes. Durante mucho tiempo el enojo y la bronca; el sentirme excluida y sola podía más que otra cosa.
Como dijo Art Spiegelman en Maus (1977-1991) "Las discusiones con mi padre han perdido la urgencia" y es verdad. A medida que yo gano años parece que el discutir con "ellos" se vuelve cada vez menos urgente y comienza a ser urgente la discusión conmigo misma.
Necesito la foto de la familia perfecta y no sé por qué. NO sé por qué necesito dar por sentado el amor de mis padres y de mis hermanos. No sé por qué no tolero sus miserias y sus broncas. No sé por qué depende mi alegría de mi separación de ellos. No entiendo. No entiendo cómo está bien no pasar con su familia las fiestas. No entiendo cómo alguien puede tomar una decisión trascendental,dar un paso increíblemente importante y no participar de él a sus padres. Tampoco entiendo como hay padres que manipulan las situaciones para conseguir lo que ellos creen que conviene. No entiendo como hay padres que no quieren a sus hijos.

A mi edad sé que el "final feliz" no existe y que todo se reduce a esforzarse mucho, cada vez más para llevar adelante la vida antes que la vida se lo lleve por delante a uno. Sé que el príncipe azul destiñe bastante seguido y que el trabajo (hasta el más deseado y vocacional.... el más apasionado y seguro) es un desgaste diario que muchas veces harta. Sé muchas cosas.... pero siento otras y en el intentar equilibrar lo que sé con lo que siento se me está yendo la vida.

Puerto Deseado seguramente implica el paréntesis de mi vida para resurgir con más fuerzas y más ganas. En Deseado es donde tengo el tiempo para pensar, reflexionar, rearmarme y SERVIR. Sí, Servir con mayúsculas porque sólo desde ese Servir pude entender cosas que de otra manera jamás habría entendido.
El problema no es ese. No me reprocho el tiempo dedicado a tal o cual sueño; o el error de dedicar tanto tiempo a un camino que sabía no era el mío. No. El problema sigue siendo la trampa mortal de esas cuatro letras de las que habla el título. Empiece como empiece la palabra; con m o con p.
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Gentileza de Wikipedia.es |
Llevo años de terapia, prácticamente desde los 15. Y sin embargo la trampa mortal de la culpa y el amor en el que me metieron parece no tener escapatoria. Y el problema es que duele. Duele y mucho. Duele verlos mal y me duele (quizás menos) verme mal. Pero sigo dentro de la trampa.
Hay elementos que por momentos parecen que me permitirán escapar: la carrera, el viaje a Deseado; algunas vacaciones, el primer viaje a Galicia, el curso de manejo, el baile. Pero indefectiblemente vuelvo a la jaula.
Me dicen que o me quieren, que sólo se quieren ellos. Me señalan con ejemplos concretos que no registran a nadie más allá de su ombligo. Tengo marcas en el cuerpo de las visibles y de las que no lo son que avalan esta línea de pensamiento y sin embargo me niego. Me niego a creer que la persona más maravillosa que conozco no me quiera. Me niego a creer que más allá de su enfermedad no haya en quien me llevó en su interior más de nueve meses ni el más mínimo resabio de afecto. Todo sea neurosis o peor aún psicosis.
En dónde quedo yo si mis mismos padres no me quieren; cómo puedo esperar que me quiera otra persona que confíe en mí otra persona. Parece discurso melodramático cursi de una telenovela.... De pequeña quizás me identificaba con esas protagonistas que la vida las maltrata y que les pasa de todo y finalmente tienen ese final feliz.
Qué ironía, no? Acaba de pasar una nena, de esas de tantas que pasa por las mesas de los bares porteños, le dejé algo sobre la imagen de cartón que ofrecía venderme.... "Dios la bendiga doña"... si supiera lo que lo necesito. Y seguramente mi vida al lado de la de ella fue un oasis de felicidad.... y sin embargo me siento desdichada. Y sin embargo releo lo que escribí y noto que aquello en lo que dije no creer es finalmente lo que espero.
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Frente de la calle Yapeyú |
Porque sí. Aunque me ponga en la actitud superada de "ya sé que no me registran" "ya sé que no me quieren" no puedo en contra del amor, incluso si el amor me está destruyendo.
Estoy a la vuelta de un lugar que claramente marcó una época poco agradable de mi vida. En ese colegio no recuerdo buenas vivencias (aunque quizás sí, algunas en solitario) pero no fue culpa del colegio. Yo no pertenecía a ese lugar. La Virgen me cubrió con su manto como decían cuando entré pero no me protegió del todo. Esa es la otra cuestión... ¿Qué plan tiene Dios de alguien a quien ni sus propios padres quieren? Pensé muchas veces en la vida religiosa;de hecho lo hago de cuando en cuando pero no me engaño; sería una manera de eludir la responsabilidad sobre mi vida... Sería la salida más fácil.
Llevo horas escribiendo y no tengo nada en claro en mi mente. Las excusas que los disculpan se siguen acumulando y mi necesidad de cariño sigue sin ser satisfecha.... pero después de todos ¿qué es el cariño? ¿Qué es el amor?
Estoy cerrando la compu yendo para la misa en honor a Pablo Barton. Un explorador que un día como hoy hace 19 años se tiró al río para sacar a dos nenes más chiquitos que se los estaba llevando la corriente ¿Por qué lo hizo? ¿Por amor? ¿por culpa? ¿por miedo de tener que decirle a los padres de los nenes lo que luego le dijeron a los suyos? Nadie puede responder por Pablo. Sus actos ya lo hicieron. Ellos hablan por él.
No sabría bien decir que dicen mis actos de mi. Creo que me describiría como una nena desagradecida, vaga y caprichosa.... pero sé que soy más que eso....
Disculpen la extensión.
Maloserá, gente. Maloserá!
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