jueves, 28 de enero de 2016

Yo

Justo ayer me estaba burlando de Ricky Martin que escribió un libro con este título... Pero bueno, esa es la realidad del ser humano: una recursividad adinfinitum de las primeras frases dichas alguna vez.
Acabo de tener la última sesión de terapia del verano.... Mi psicólogo, con su antispam característico (es decir NULO) me dijo que tengo que ignorar al otro. Claro, así, fuera de contexto suena fuerte... casi rayando el egoísmo y la soberbia extrema pero no... al parecer no es así. Al parecer he vivido mi existencia en un limbo de dependencia del otro y he usado su realidad y sus exigencias como excusas para no hacer las cosas que a mí me gustan y vivir mi vida.... "El foco tengo que ser yo, después yo y luego muy muy cerca de mí los demás" Esa frase dicha por una gran mujer que me acompañó cuando estaba intentando sacarme de encima el peso de la tristeza y la angustia que en mí se habían convertido en kilos de sobrepeso concreto. 
Es difícil escribir un retrato de mí sin decir mi nombre ni identificar mi identidad por si hay alguien por ahí dando vueltas que se le ocurra buscar relaciones y dar conmigo. Aunque no creo que ese alguien exista.
Puedo decir que desde siempre fui una niña llena de dudas, de curiosidades, de morisquetas, de alegrías y reflexiones.
El primer recuerdo que tengo es de la sombra de mi madre hablando con una vecina sobre la guerra de Malvinas.... cosa que es biológicamente imposible porque los recuerdos se asientan a partir de los cinco años y yo en 1983 tenía sólo dos años. Y no sé por qué recuerdo que íbamos para el Coto (cuando Coto era sólo una carnicería) y que era de tarde y que hacía calor y que mamá hablaba con la vecina... Aunque la imagen, solo la imagen era la sombra de mamá sobre el piso cuadrillé de Boedo. Es una imagen amarilla y naranja. Cálida.
El siguiente recuerdo es el del Jardín LA CASITA. Esos azulejos verdes acompañaron años de mi historia y sin embargo tampoco debería acordarme de ellos; ya que LA CASITA fue mi jardín de los tres y cuatro años... ¿o fue antes? Recuerdo que la maestra jardinera en la última entrevista antes de empezar las clases me dijo que debía dejar los pañales para ir al colegio.... pero no puede ser si tenía tres años debía haberlos dejado hace mucho. Ahí tienen mi primera incapacidad.... la primera de varias.
Del departamento de mi infancia tengo el recuerdo del sol entre las ranuras de las persianas ... ese sol cálido de la tarde antes de subir las persianas y dejar que entre todo el fresco de la noche, recuerdo una muerte súbita, una inundación sin agua, un castigo sin razones y una cama de muñecas blanca de hierro con sábanas rosas. Fue en ese departamento que viví una tormenta "Santa Rosa" escalofriante. Tuve un "casi" castigo que no fue pero cuyas secuelas aún sufro. Creo que fue en ese departamento en donde aprendí que había que hacer para....
Había que callar para no molestar, había que reír para alegrar, había que no preguntar, había que escuchar atentamente y la verdad era sólo una: La de ellos. Y estaba bien que así sea... después de todo ellos eran los adultos que le mostraban el mundo a una nena pequeña ... que tenía que aprender a ser y crecer. Estaba bien que castiguen una travesura.... aunque quizás fuera un poco exagerado el modo de hacerlo. Recuerdo que de alguna manera entendí que estaba mal enfermarme porque según ella, lo único que quería era hacerme la "pobrecita" como la nena que estaba enferma en la serie que seguía. Él me había acomodado frente a la tele antes; me había pasado azufre por el cuello y me había dejado con un beso y un abrazo acomodada. Ella casi enseguida cuando se fue él me grito y me sacó de ese lugar. (Pensar que esto no se lo conté aún a mi piscólogo, la panzada que se daría) Me sacó las almohadas, el banquito y me obligó a sentarme en una silla normal y a "dejar de hacer teatro"
Mi psicólogo dice que tengo que dejar de esperarlos y al dejar de esperarlos a ellos, debo dejar de esperar al mundo...
Parecería que debo darle la espalda a todos y darme sólo vuelta cuando algo me interesa. ¿y dónde queda el amor? ¿la entrega por una causa? ¿la felicidad de dar algo sin esperar nada a cambio? No me engaño, lo que señala mi psicólogo es que yo anulo mi vida en pos del otro.... pero eso me suena a una mártir.... a alguien digno de admiración y yo no soy nada de eso. Debo cortar porque estoy por reunirme con mi madrina y no quiero que ella se entere de la existencia de este blog.
Ven ... no tengo nada de grandioso en mí.
Maloserá, gente. Maloserá!

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